Hubo un pez que no quiso
consentir su perfil
y se hizo cuchillo en una playa.
La materia castiga
con su horror a los seres que renuncian
a su esencia y bendice,
en cambio, a los que abundan en su ser
bajo el yugo severo de la arista.
Hay cuchillos que ignoran
la deuda de su filo con la escama,
la rebelión que un día
los condenó a su oficio
y que los lleva cruel a confundir
con sus víctimas esa
plata vil, ese azogue
terrible de su acero cuando abren
el vientre a los salmones
y brillan un momento entre sus vísceras.De Raíz de la materia. 2011